Fundamentalmente, el código PEGI se basa en un conjunto de reglas que debe cumplir contractualmente todo editor que utilice dicho sistema. El Código versa sobre la clasificación por edades, la promoción y publicidad de productos interactivos y refleja el compromiso del sector del software interactivo de facilitar información al público de una manera responsable.
Dicho sistema, puede ser efectivo en aquellos casos donde sean los padres quienes tomen conciencia de lo que realmente significa el código y lo sigan rigurosamente; pero en muchos aspectos, aunque los sistemas PEGI ofrecen a los padres y cuidadores recomendaciones detalladas relacionadas con la edad adecuada del contenido de un juego en forma de logotipos de clasificación por edades y descriptores de contenidos en los estuches de los juegos, el cumplimiento del código PEGI, se ve alterado ya no solo por algunos comerciantes que simplemente por vender ignoran muchos aspectos del mismo (la edad para adquirirlos, el contenido del videojuego,etc), sino que a pesar de los esfuerzos de algunos padres, los menores adquieren los videojuegos de otra manera, ya sea alquilándolos, pediendoselos prestados a un amigo, etc; por lo que el código en la mayoria de los casos es infringido y la adquisición de videojuegos es cada vez más fácil para los menores que de una manera u otra acaban consiguiendo ese juego que no es recomendado para su edad.
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